Gasoducto Antonio Ricaurte

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Por: Miguel A. Jaimes N.

El Gasoducto Antonio Ricaurte fue un acuerdo subscrito entre Colombia, Panamá y Venezuela, el 8 de julio del año 2006, entre las empresas estatales Ecopetrol, Ministerio de Comercio e Industria de Panamá y Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima por 140 km de largo.

El nuevo posicionamiento consistió en que la propiedad, operación, administración y mantenimiento se encuentran bajo el resguardo de PDVSA-GAS, impactando la compra y venta del producto bajo el principio de simetría entre ambos países. Colombia vende a Venezuela desde el 2007 hasta 2013 la cantidad de 150 millones de pies cúbicos diarios por espacio de 6 años, mientras que Venezuela hará otro tanto en idénticas cantidades, desde el 2012 hasta el 2028.

La Fase II consistirá en la conexión de un nuevo ramal desde el Golfo de Venezuela, alimentado desde el Complejo Refinador Paraguaná (CRP) en el estado Falcón, la instalación petrolera más gigantesca de este tipo en el planeta.

Entre los aspectos del nuevo posicionamiento territorial, geográfico, geopolítico, geoestratégico, de seguridad y defensa —donde Venezuela ha marcado el rumbo— vale enfatizar el hecho de que logra, entre otras cosas, que el 10% del total de la inversión sea destinado a proyectos de desarrollo endógeno.

Todos los materiales utilizados en la construcción de este mega-proyecto contienen acero 100% venezolano. Deben destacarse, además, proyectos en salud, educación, vivienda y agricultura, potencializando sectores públicos y privados de ambos estados, disminuyendo así la contaminación ambiental.

En general, el proyecto implica mejoras en las relaciones diplomáticas rotas después del año 2009, cuando el ex presidente Álvaro Uribe de Colombia y Barack Obama de Estados Unidos, subscribieron acuerdos para la instalación de siete bases militares estadounidenses en territorio del neogranadino país.

Esto trajo como consecuencia que el entonces presidente Hugo Chávez rompiera relaciones diplomáticas con Colombia, inmediatamente después que el embajador colombiano denunciara ante la OEA —el 22 de julio del 2010— a Venezuela por mantener supuestos vínculos con las FARC-ELN, lazos que aún no han sido demostrados.

Finalmente todas estas asperezas fueron superadas mediante los avances de las comisiones binacionales en la Declaración de Miraflores, el 02 de noviembre del año 2011, entre los mandatarios Juan Manuel Santos y el entonces presidente Hugo Chávez Frías.

Las fases del nuevo gasoducto transoceánico se definieron con la incorporación de 23 km de tramos sublacustres. Lo cual permitirá la aceleración de proyectos endógenos entre ambos países y otorgará un nuevo posicionamiento a Venezuela en el marco de la nueva seguridad y defensa frente al avance militar de la globalización, en lo que respecta a lograr nuevos mercados una vez que se permitan llenar buques en los terminales de Panamá.

Este sería uno de los aspectos más sorprendentes del proyecto. Venezuela, a pesar de su grandiosa ubicación geoconcéntrica en el mar territorial Atlántico (o el conocido Mar Caribe), ahora ha centrado su estrategia en la geodiplomacia del crudo, posicionándose frente a nuevos mercados donde anteriormente no tenía salida hacia el Océano Pacífico.

Frente a la intención de resolver el rompecabezas energético mundial, nos encontramos con la potencialidad del Gas Natural como factor integrador del bloque dentro del ALBA-TCP, siendo la primera reserva en Sudamérica y la octava a nivel planetario contando, por otra parte, con las mayores densidades de este combustible también en Bolivia.

Este ignorado posicionamiento a partir de las materias primas integrantes de la cesta energética, ha permitido a la región dar importantes pasos en las alianzas necesarias para una nueva zona que abra sus expectativas frente a un nuevo proceso.

La creación del Banco del ALBA-TCP, puede considerarse un avance en lo concerniente al Sistema Único de Compensación Regional: El Sucre, moneda virtual. Esta propuesta busca acortar la dependencia frente al dólar y el euro.

El Golfo de Venezuela posee reservas de gas, tanto en la parte oriental como occidental del Golfo de Paria. Añadamos que se está trabajando mar adentro en los conocidos proyectos Gran Mariscal Sucre, Rafael Urdaneta y la Plataforma Deltana, en alianza con las empresas Enip y Repsol. Se han descubierto nuevas reservas de ocho trillones de pies cúbicos (TCF) de gas. Diariamente están extrayéndose del Pozo Perla 1X entre 600 y 800 millones de pies cúbicos, impulsando así una nueva Zona Económica Exclusiva, explotada solo por Venezuela.

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